En el Pasillo De Las Galletas...

Hoy les contaré algo curioso, algo que aún me parece un poco cómico y quizás agradable, porqué negarlo.
Era 30 de abril del presente año, como todos los días me desperte a las 7:30 para ir al internado-trabajo, hoy era un día en que no atenderíamos pacientes, y nuestra jornada terminaría a las 12:30. A esa hora emprendí viaje de vuelta a Talca, y a eso de la 1:00 de la tarde llegué, y al bajarme del bus recorde que debía cargar mi celular, fui a un Sencillito que se encuentra cerca, y al salir me bajaron las ganas de comer algo dulce, galletas de chocolate quizás. Entonces segui mi camino hacia la izquierda, pues luego de cruzar una calle se encontraba el supermercado. Llegué a la esquina y tuve que dejar pasar un auto, para luego cruzar, al dejarlo pasar note que el hombre que iba en él me miro como si me conociera de antes, sin embargo yo bajé la mirada, porque en realidad, no lo conocía. Seguí caminando y entré al supermercado, dejé mi bolso en custodia y fui directo el pasillo de las galletas, me encontraba mirando toda esa gama de opciones para saciar mi antojo, con mi MP4 encendido a gran volumen, como es de costumbre, y miro hacia el lado y veo a un hombre que se acerca hacia mi y algo dice, algo que no logro descifrar, el volumen de la música es muy alto y me lo impide, procedo a sacarme el audífono del oído izquierdo, y la coversacion que se creó fue algo asi:
yo: -Perdón?
él: - (con un gran nerviosismo, y dificultosamente comenzó a hablar nuevamente) – es que sabes te he visto por tercera vez aca en el sector, ¿trabajas aca?
Yo: (con una cara de confusión muy grande) eee…si? No no trabajo aca, pero puede ser, siempre recorro este sector (cerca del terminal, en realidad estos dos meses y los proximos dos, todos los dias estoy por alla)
El: ah…y…eres soltera?
Yo: (fruncí el ceño y levemente enojada conteste) ehhh…si.
El: si, es que yo te había visto ya, pero no me atrevi a hablarte antes.
Yo: (sonrisa confundida + cejas alzadas en señal de asombro) si?..
El: si, pero tu eres de acá? Que haces?
(en realidad parece que no me hizo esas dos preguntas juntas, pero que importa, no recuerdo exactamente como fue)
Yo: si, soy de Talca. Estudio Kine, ya estoy terminado si. Y tu?
El: yo también, bueno de aca cerca; Huilquilemu (esta a 5 minutos de Talca)
Yo: (algo menos confundida y mas relajada) ahhhh
El: (volvio a costarle comenzar a hablar y titubeó) ee..te puedo hacer una pregunta?
Yo: (confundida denuevo) si…
El: tienes mail?...y si me lo podrias dar, para hablar
Yo: (lluvia de pensamientos, prejuicios, protocolos etc) eeee…si…si tengo…ya anotalo.
El: (saco su celular y note que estaba temblando…ya…sí…me provocó ternura aquello…temblaba y anotó mientras le dictaba mi dirección, y recién ahí ambos nos conocimos de nombre, se llama Rodrigo) y te conectas seguido?
Yo: si, pero ahora no, porque tengo malo mi computador.
El: ah, pero no hay problema en que te escriba?
Yo: no, no te preocupes no hay problema.
El: ya, pucha gracias, un gusto haberte conocido
Yo: ya, de nada, que estés bien.
Rodrigo resultó ser el hombre que iba manejando el auto que dejé pasar, antes de cruzar la esquina.
Nos despedimos, yo seguí viendo que galleta elegiría…confundida aún, y no precisamente por la elección… volví a poner el audífono en mi oído.
Bueno, analizando, y recordando todo mi discurso sobre jotes, sobre que no los soporto, quizás se pregunten entonces ¿porqué accedí a darle mi correo?...aunque suene extraño Rodrigo me produjo confianza, quizás fue su nerviosismo, no creo que esté acostumbrado a hacer eso siempre, (no lo descarto en todo caso). Me gustó también que se diera el tiempo y tomara el valor de hacerlo, porque al supermercado entró sólo a hablarme.
No creo además que sea un psicópata, y si es así, yo ya no soy una adolescente que puede caer fácilmente, e insisto, me pareció un buen hombre.
Quien sabe no…sería una entretenida forma de…
No no no, abandonaré esa mala costumbre de planear.
Está claro que cuando uno menos lo espera pasan cosas, y hasta en los lugares mas extraños.